Normalmente, cuando se va acercando el verano todo el mundo suele planear, al menos a grandes rasgos sino detalladamente, lo que va a hacer durante esos tres meses de libertad (libertad relativa). Hay planes familiares, planes con los amigos, planes con la pareja. Solemos intentar que termine siendo un verano perfecto e inolvidable (para algunos conocido como el verano "Estrella Damm") y si no nos salen los planes previsto todo son malas caras e inconvenientes.
Al terminar el curso, mi verano eran malas caras e inconvenientes puesto que, por razones de salud que no vienen al caso y problemas varios, no iban a ver la luz casi ninguno de mis planes maravillosos. Pero, como llevo aprendiendo todo el año, dejarse llevar es mucho mejor que hacer planes y exactamente viviendo de esta manera estoy viendo que este verano será mejor que el anterior, más feliz y menos tormentoso.
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