Cuando se sentó delante del ordenador realmente no quería escribir nada. Escribir siginificaba sacar todo lo que sentía en esos momento a la luz y en esos momentos se sentía como una chiquilla tonta ilusionada por algo que ni siquiera tenía. Y escribir era admitir que realmente se sentía de esa forma, y si se sentía así la caída iba a ser desde mucho más arriba y, por lo tanto, más dolorosa.
Pero ella sabe que no se puede hacer nada contra eso, más que dejarse llevar y seguir siendo una chiquilla tonta e ilusa, pero feliz.
Pero ella sabe que no se puede hacer nada contra eso, más que dejarse llevar y seguir siendo una chiquilla tonta e ilusa, pero feliz.